(Aviso estilo película) Este artículo es una opinión personal que compartimos en la agencia. No pretendemos poseer la verdad absoluta ni decir que esta es la única manera correcta de hacer las cosas en el mundo del marketing digital. Es simplemente cómo lo vemos y cómo nos gusta trabajar. Y sí, creemos que hay más de una forma de cocinar un pollo.
Ahora que ya sabes de qué va esto, déjame contarte por qué el título de este artículo puede sonar un poco pretencioso y ponerte en contexto.
Mi papel en la agencia es el de consultor, o como me gusta pensar, el primer amigo que hacen los clientes aquí.
Me fascina descubrir nuevos modelos de negocio y escuchar las experiencias de clientes que, en muchos casos, tienen muchísimo más rodaje y sabiduría en el mundo empresarial que yo. Es una forma genial de aprender y de entender la enorme variedad de visiones y estrategias que existen.
Pero también me doy cuenta de cuántos mitos y conceptos erróneos flotan por ahí, gracias a leer en diagonal o a escuchar a ese cuñado «experto» en las cenas familiares.
Aquí van unas verdades rápidas para desmitificar algunos conceptos:
– Por mucho que estudiemos un negocio y tengamos experiencia en el sector, siempre habrá que ajustar, mejorar y adaptar la estrategia. Nadie es todopoderoso (todavía).
Por estas y muchas otras razones, a veces me toca ser el aguafiestas y explicar que no, no podemos hacer una campaña de IG ads con un vídeo hecho de cualquier manera con el móvil y sin sonido y esperar resultados mágicos. Hay un trabajo enorme detrás de lo que parece simple.
Y así, después de romper algunas ilusiones, explicamos por qué en realidad nos contratan nuestros clientes actuales. Principalmente, les pido unos 30 minutos por teléfono y que me envíen un correo para poder enviarles algunas preguntas por escrito. Este suele ser el primer filtro: si no estás dispuesto a invertir 30 minutos y responder un correo, probablemente no seas el cliente que estamos buscando.
**Fase 2: El despertar de la fuerza (con permiso de Disney)**
Si nos regalan esos 30 minutos, ahí es donde brillamos. Mi misión es hacerles entender que van a pagar por el pensamiento, la experiencia, el estudio y la personalización. A muchos les sorprende que pasemos más tiempo investigando qué ejecutando, pero es que sin un verdadero entendimiento del negocio, todo lo demás carece de sentido.
Al final, lo que queremos (y necesitamos) es seguir un proceso que no a todo el mundo le va a encajar. Pero es que no buscamos trabajar con cualquiera, ni somos la agencia para cualquier negocio. Ser sinceros desde el principio nos permite trabajar con clientes que realmente se alinean con nuestra forma de hacer las cosas.
Así que, ahí lo tienes. Espero que este viaje por nuestra forma de ver el marketing digital te haya sido útil, o al menos entretenido. Y recuerda, encontrar tu media naranja digital puede ser el inicio de algo grande.